lunes, 23 de mayo de 2011

COLOMBIA: Los palacinos del cooperativismo

Óscar Tulio Lizcano | Publicado el 22 de mayo de 2011 en el diario El Colombiano.
Como Carlos Palacino, expresidente de Saludcoop, hay muchos en el sector cooperativo. Palacino recibía genuflexiones de las autoridades de control. Formó un emporio con la complacencia de numerosas cooperativas que conformaban el Consejo de Administración de esa institución. A Palacino se le reconoció incluso como el redentor del cooperativismo. No es la primera vez que una cooperativa crece como una burbuja. Con esta palabra maravillosa atraen asociados para esquilmar sus bolsillos y terminar enriqueciéndose unos cuantos. La fachada de cooperativa es una modalidad frecuente, autorizada por la Superintendencia de Cooperativas.

No se pueden olvidar las cooperativas de los municipios, que muchos funcionarios corruptos quebraron, porque a través de un régimen especial evadían la Ley 80 y otorgaban grandes obras a dedo. Es el caso de la Cooperativa de Municipalidades de Caldas. La Ley 454 y sus decretos reglamentarios flexibilizan la posibilidad de constituir una cooperativa para captar dineros del público. Palacinos los hay en cooperativas de transporte, vivienda, ahorro y crédito, y todavía en la misma salud. Algunas cooperativas de garaje se aprovechan de los ingresos de los pensionados a través de la libranza. Este mecanismo que otorga la ley lo aprovechan cooperativas inescrupulosas para garantizar el pago de la deuda, reteniéndole al trabajador parte de su sueldo. Lo más grave es que el sector bancario, que pretende competir con algunas cooperativas que sí cumplen con su objetivo social, tiene asfixiados a los trabajadores del magisterio, la salud y a policías y soldados. Para el sector financiero privado es casi imposible enfrentársele en esas actividades. Se requiere una rigurosa ley que preserve el poder adquisitivo de los trabajadores.

En privado, contó el general Óscar Naranjo que en alguna ocasión su conductor dejó caer un recibo de su sueldo. Se sorprendió al ver lo poco que le quedaba para vivir. Existen cooperativas que cumplen con sus funciones. Pero la proliferación que en estos últimos cinco años se ha dado es sorprendente. Al ingreso del Banco Popular en el Parque Berrío de Medellín hay docenas de personas que reparten tarjetas de cooperativas: Coopresol, Coopdesol, Coopcolfec, Filialcoop, entre otras. Los más perseguidos son los pensionados. Dicen lo mismo: "crédito fácil y rápido. No pedimos Datacrédito, ni Procrédito. Compramos cartera de otras entidades".

Nos asombramos al saber que Saludcoop, con la complacencia de cooperativas como Seguros la Equidad y otras que constituyen el Consejo de Administración de Saludcoop, aprobaron el sueldo mensual de Palacino: 90 millones de pesos, la construcción de campos de golf, la compra de colegios, e inversiones en el extranjero. Además sabían de las inversiones de propiedad de Palacino en el resort en Villa Valencia y un hotel, donde los que le compraron eran proveedores, empleados de Saludcoop y lo más grave, gerentes de cooperativas que conforman el Consejo de Administración.

Llama la atención la inoperancia de la Superintendencia, cuya función es realizar visitas, examinar y aprobar anualmente los estados financieros de las cooperativas. El superintendente podrá sancionar o pedir la renovación inmediata del directivo. ¿Por qué no lo hizo en Saludcoop y otras entidades? La lista para demostrar las fallas de la Superintendencia de Cooperativas podría seguir. Por ello, es urgente un proyecto de ley que cambie estructuralmente la vigilancia y control de estas entidades.

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